lunes, 8 de septiembre de 2014

Venga pa´casa.

Yo creo que allí estábamos todas las personas del mundo.

Bonito destino turístico, si señor.

Callejuelas pequeñas,  blancas y estrechas. Embrujo andaluz.

Pescaito frito, tinto de verano, hortiguillas,  papas aliñás. Ole y ole.

Tranquilidad,  risa y distensión. Reponiéndonos de este año duro y “crisico” (de crisis). Mira mira de verdad que año tan chungo, tan  movido y tan triste.

Moreno de playa… desconexión.

-        ¡Niño sirve aquí otra cervecita y unas aceitunas que no se puede parar de la caló!
            ¡Marchando!

-        ¡Jefe cuando puedas una rubita de verano fresquita!
             ¡Ahora mismo caballero!

-        Oye mozo, ¿Cuándo nos sirves a nosotros?
           ¡Enseguida amigo!

Los del chiringuito no daban abasto cogiendo comandas y sirviendo mesas.  La freidora echando  humo y las existencias acabándose. Todos contentos  porque por fin parece que el negocio se mueve.
Encantados los del bar, encantados los de las tiendas, encantados los de los hoteles, encantados los de las actividades acuáticas….encantados todos !!Esto marcha!! ¡!Por fin nos hemos quitado de encima esta puta crisis!! (Esto Rajoy también lo dice pero sin tacos. El es más fino)

            Mientras tanto…

La Guardia Civil, salvamento marítimo, la Policia Nacional,  el Ayuntamiento y Cruz Roja amén de otras instituciones,  se las veían y  se las deseaban para controlar la llegada masiva de casi 1.500 inmigrantes que  habían cruzado el estrecho en no sé cuantas embarcaciones hinchables.  (Dicen que desde la “crisis de los cayucos” en 2006 no se había dado una llegada tan masiva)
Bueno pues estos 1.500 también estaban en Tarifa.  Muy cerca de mí, eso sí sin tinto de verano ni cervecita.

Allí estábamos todos, los unos encantados de la vida y los otros encantados de no haber muerto.
Todos bajo el mismo sol, pisando la misma playa y en principio,  beneficiarios de los mismos derechos humanos.

        Jodé que lio.

Dos fueron los polideportivos que se habilitaron para su estancia hasta ver como se resolvía la situación y muchas, muchas las personas que se implicaron dedicando su tiempo y esfuerzo en asistir a estos 1.500 pobres que no sabían donde se habían metido…(o si, pero hay que arriesgar para conseguir)

Por cierto, yo no hice nada.


Bueno ni yo ni la gran mayoría de personas que seguíamos en la playa disfrutando de nuestras vacaciones ajenos del todo a lo que estaba pasando. Era como que “aquí no pasa nada”. (que sensación de invisibilidad)

Por otro lado, creo (opinión muy mía y nada contrastada) que convenía trabajar eficazmente pero sin meter mucho ruido que la temporada alta es corta y no vamos a espantar a los turistas. Joder que está siendo una crisis mu mala y el sur está muy deprimido. Muy entendible.

Tiene guasa. Me enteré por la tele del chiringuito de la playa de lo que estaba pasando a 200 metros de mi apartamento…

En fin.

“En el año 2014 se han agravado los casos de inmigrantes intentando acceder a España de manera ilegal. La mayoría de ellos han intentado acceder a las ciudades de Ceuta y de Melilla saltando las famosas vallas de alambre de espino. El Ministerio estima que hay 30.000 inmigrantes aguardando en Marruecos el momento idóneo para saltar la valla, y en los peores días ha habido hasta 200 personas que han intentado atacar la frontera de forma conjunta.”

Me quedo con una declaración que escuché: no se trata de poner muros de contención y vallas para que no entren. Se trata de establecer políticas y crear alianzas que les permita poder desarrollarse en su propio país porque con casi total seguridad afirmo que no es agradable dejar tu tierra y tu gente para irte a un lugar desconocido donde no tienes ni idea de qué te espera.

“Intentar saltar la valla no es el único método de entrar en España, también hay quien intenta entrar a nado o en patera desde las playas adyacentes, pero la Guardia Civil los intercepta nada más llegar a tierra.”

Pues eso que mientras en las calles de Tarifa se respiraba buena onda y un cierto repunte de la economía, sus polideportivos estaban llenos de pobres infelices que se habían jugado la vida en el estrecho buscando un destino mejor…

Hoy, entrado ya septiembre,  la gran mayoría de los que nos dimos cita en Tarifa hemos vuelto a nuestras rutinas. Ya estamos todos en casa.  Nosotros a lucharnos nuestro día a día y ellos…   


                                                                                                                   Ellos…a Africa.