sábado, 22 de diciembre de 2012

¿De Papa Noel o de Reyes? Afortunado tú si puedes elegir


Recuerdo que en las navidades de mi niñez yo no entendía por qué se mezclaban los anuncios de los Reyes Magos diciendo que si habías sido bueno te traerían del Corte Ingles todo lo que quisieras mientras que en otros te pedían dinero para que los Reyes no dejaran sin regalo a los niños “del África”.
Yo me pasaba todas las navidades intentando descubrir si es que el dinero de los juguetes de los niños del mundo se financiaba con dinero común y no había para todos (como pasa con todo lo común)…O es que el mundo era tan grande que hasta sus Majestades de Oriente aún siendo mágicos no sabían dónde quedaba África. ¿Cómo no iban a saberlo?
Luego tampoco entendía por qué se olvidaban de entrar siempre en las casas de los mismos: en las de los pobres y en las de los países menos desarrollados. ¿…………?
Y tampoco me entraba en la cabeza como en una noche les daba tiempo a ir a todas y cada una de las casas y a la vez dejar regalos, comer rosquillas y beber anís. (Por eso no llegaban a África, era evidente)
De lo único que estaba segura era de que entraban por Francia y luego se dividían en tres grupos para repartir los juguetes geográficamente de arriba abajo del siguiente modo: Gaspar la España de la derecha, Melchor la España del centro y Baltasar la España de la izquierda. Luego se encontraban en Algeciras y pasaban a Ceuta en ferry pero para entonces ya iban tan pimplaos con el anís que les daba igual ir pá África que volver pá Cuenca.
Esta idea del anís era la que más me convencía porque cuadraba perfectamente: las casas en las que había muchos regalos era porque se habían confundido y habían dejado los juguetes que no habían dejado en otras (que eran, insisto, las de los pobres)
También me parecía un trabajo enorme aquello de tener que leer todas las cartas y luego clasificar todos los juguetes de todos los niños del mundo según continentes, países, ciudades, pueblos, calles, casas, portales,  pisos y destinatarios…por eso siempre les perdonaba el que nunca me trajeran nada de lo que pedía. 

En fin, luego crecí, lo entendí y válgame Dios que me sentí más aliviada cuando todo tuvo coherencia. Pero entonces dejé de estar confundida para estar triste. Era menos doloroso que la culpa del caos juguetero la tuviera el anís y no que la tuviéramos nosotros mismos y nuestro eterno ansia del tener y el poseer y el ser más que el vecino…
Ahora que ya soy mayor y entiendo (aunque no comparto) por qué era necesario para el consumo que Papa Noel también se cruzara en nuestras vidas y conviviera con sus Majestades los Reyes,  me gustaría escribir en mi carta un solo deseo: Ojala este año todos los niños pudieran jugar con algo…y si fuera con juguetes mejor.
De antemano sé que mi petición no se va a cumplir. De antemano sé que muchos muchos niños no van a tener juguetes ni en Papa Noel ni en Reyes ni en nada. A no ser que los que podamos hagamos un acto (no de solidaridad sino de responsabilidad) y de los juguetes que compremos, uno vaya a parar a la casa de alguien que lo necesite más. Es tan fácil como no atiborrar a nuestros niños con cientos de juguetes (que acaban por no valorar) o no comprar el juguete más caro y más sofisticado que encontremos en el mercado (que igualmente acaban por no valorar). Esto de la compra responsable de juguetes daría para otro post (pero esto ya para otro día, que hoy el tema es otro).

Dicen los señores de la Confederación de Consumidores y Usuarios en su encuesta anual  que
“La compra de juguetes y la celebración de comidas familiares son los dos aspectos del consumo navideño que mejor parecen resistir la disminución de los presupuestos de los hogares para esta Navidad en la que, tres de cada cuatro españoles, gastará menos por la crisis”.
Y digo yo que si nos vamos a seguir gastando casi el mismo dinero en juguetes ¿por qué no hacemos un acto solidario y en este año tan duro compartimos con los demás algo de lo nuestro?
Para ponérselo a todo el mundo más fácil, mi escoba y yo hemos buscado lugares donde poder donar juguetes y hemos encontrado una página muy interesante que ofrece mucha información. Yo desde mi humilde blog te animo a que si puedes, tengas un pensamiento solidario y después hagas un acto responsable.
En fin, ha llegado la hora de despedirme no sin antes aprovechar la ocasión para desearos una feliz sociedad, que también acaba en  “dad”· como Navidad, pero no es lo mismo.
Ah!! os dejo también un vídeo muy chulo con un mensaje muy noble pero que de nuevo, promete lo que no puede cumplir...



domingo, 2 de diciembre de 2012

Las anchas espaldas de la crisis


                    
 “ ¡Gran oferta de liquidación los día dos y tres de diciembre porque ya no puedo más, la crisis me ha dejado sin nada!

Me  he arruinado

Prefiero vender almohadas  desde 3€  y bajar los sofás de  700€ a 400€ antes que seguir aquí perdiendo dinero.
Entre la crisis y estos políticos que son unos corruptos…he acabado en la ruina.
Si lo vendo todo,pagaré a mis trabajadores y cerraré mi negocio. Después, no sé qué será de mí.
Espero verte por aquí para que te lleves “casi regalado” lo que me queda de stock. Te espero.  
Firmado:
El jefe


La semana pasada me encontré en el  buzón un folleto que contenía la información que acabáis de leer y unas fotos muy parecidas.  Yo miraba el folleto una y otra vez y me invadía unas veces sensación de angustia, otras de rabia, otras de pena. No podía dejar de leerlo porque a veces me parecía que podía ser verdad y otras me parecía una tomadura de pelo. 
Así que para quedarme tranquila, me fui a la dirección que indicaba el folleto a ver, simplemente a ver...
Allí me planté y no encontré una tienda, encontré  una lonja- almacén llena de sofás y colchones y camas  y una oficina al fondo de la que salió un hombre a recibirme.

Debo reconocer que la imagen del hombre también me descuadró porque para nada parecía arruinado. Su ropa era de marca y lucia joyas en el cuello en la muñeca y en los dedos.

(De momento ni el folleto me había convencido, ni la tienda-almacén-lonja, ni el  hombre… )

Se acercó me estrechó fuerte la mano y me pregunto:
-          -¿Qué deseaba joven?

Yo saqué mi folleto del bolsillo, se lo enseñé y le pregunté:  
-         - ¿Esta publicidad es vuestra?

El se infló como un pavo, sonrió y me dijo muy solemne:
-          Efectivamente, esta publicidad es de esta tienda ¿estás  interesada en algo en especial?
           Si, contesté yo, en saber si es cierta.

-          El cambió el gesto… Si es cierta qué.  Me preguntó.
-     Si es cierto que estáis en la ruina y que vais a cerrar por la crisis y por la corrupción política. Le contesté.

-          El se quitó las gafas y me dijo: pues no es cierta pero ¿para eso vienes, para hablar del folleto?¿ pero tú quien eres?

-         Y yo cada vez más seria le dije: nadie, yo no soy nadie, sólo una ciudadana harta de que todo el mundo se aproveche de las circunstancias para arrimar el ascua a su sardina. Ya lo siento pero tu folleto me parece además de ofensivo hacia quien de verdad  si se está arruinando, de muy mal gusto. Creo que no todo vale y creo que estás utilizando el chantaje emocional para vender más.

-         El me miraba “enfadado no, lo de después” y no me decía nada. Al final dijo: mira guapa, en este país cada uno se busca la vida como puede y yo no voy a ser menos, pero como tú no eres nadie para que yo te dé explicaciones, si vienes a comprar pues compras y si no pues te largas que nadie tiene que venir a darme lecciones de moralidad a mi propia casa. Después se dio la media vuelta y allí me quedé con mi folleto en la mano, rodeada de sofás espantosos y con una mala leche y una sensación de imbécil que no me cabía en el cuerpo.

-      Joder que mal rollo. Salí de la tienda y me dije a mi misma: no eres Juana de arco así que esta es la última vez que te pones en ridículo de esta manera. Pero luego cambié de opinión y pensé que sí había sacado  cosas en claro de mi experiencia. Primero, que cada día me la pegan menos (o sea, que soy capaz de ser crítica) Segundo, que no me quedo indiferente ante las cosas que no me parecen justas o éticas (esto me gusta mucho de mi misma, ole yo)  y tercero que no me gustan nada los sofás esos que tienen uno de los asientos más  largos para que te tumbes ¡Dios que feos!

-         Resumiendo que me enrollo: creo que no se pueden utilizar las anchas espaldas de la crisis para cargarle todo lo que nos convenga. Es cierto que hay crisis pero la pobrecita no es la causante de absolutamente todo lo que pasa, no hombre no. La crisis tiene empaque suficiente para que ni la banalicemos ni nos aprovechemos de ella…que jodios somos (pone jodios, no judíos, no confundir) redios.
b    
      En fin, permitidme acabar este post con una pincelada de humor que pa´ tristezas ya tenemos el día a día...